El ambiente es acogedor, y el wifi gratis funciona perfecto para compartir mis aventuras. Tienen una terraza encantadora y un restaurante que promete platos deliciosos, aunque no lo pude probar, ¡abundante es el karma!

Dormí como si estuviera en un colchón de ladrillos, o quizás era una cama de camping. La verdad, no sé qué era peor.

La decoración tiene un toque acogedor que se nota al entrar, generando un buen ambiente para descansar tras un día de caminata.

Las habitaciones son más pequeñas de lo que parece. la individual se asemeja a una celda, tirando de un armario en mal estado y un baño con una cisterna rota que no para de hacer ruido. El bar provoca ruidos molestos desde temprano en la mañana y no estaba abierto a tiempo para el desayuno, además de que la limpieza deja mucho que desear cuando encuentras ropa olvidada en el armario. Las instalaciones necesitan una reforma urgente, especialmente los cuartos de baño que están en condiciones bastante precarias.

Atención excepcional, pero instalaciones en mal estado.

una experiencia auténtica en el camino con un toque especial

gran atención al detalle, ambiente acogedor

mattress dura

Este lugar, por donde lo mires, grita decepción. La cisterna no paraba de tirar agua, y las toallas, del tamaño de un chicle, eran un insulto. Además, esperaba un trato especial, quizás una mejora de habitación, pero claro, soy solo un huésped más en esta olvidada celda. Casi escribo una buena reseña, pero no pude.

La atención de Doru fue excelente.

A. Atención excepcional
B. Comida deliciosa

A. Colchones duros
B. Ruido por la mañana

La atención de Doru fue increíble y hizo que nos sintiéramos cómodos a pesar de las reformas. Las sábanas y toallas estaban limpias, y la cama era bastante cómoda. La ubicación es perfecta para descansar después de un día de peregrinación, aunque el ruido del bar fue un poco molesto.

Qué experiencia tan sabrosa en Casadidoru! El helado de la barra es de otro mundo, perfecto para refrescarse después de una larga jornada de camino. Además, la ubicación es un lujo. estás a un paso de restaurantes locales donde los platos son un homenaje a la cocina tradicional.

Aunque el encanto del lugar es innegable, la cama no es la mejor. Tras tres semanas de peregrinación, esas muelles se sienten como si San Santiago mismo hubiera dormido en ellas. Sin tele en la habitación y un olor un poco fuerte a lejía, esperaba más por los 60 euros que pagamos.

La habitación cuenta con una decoración acogedora y un ambiente tranquilo que hace que sea fácil descansar después de un día agotador en el camino.

El baño compartido estaba en condiciones poco higiénicas, con arañas en la bañera y una falta de atención general a la limpieza.

un rincón acogedor donde la hospitalidad brilla gracias a un anfitrión excepcional y la calidez del lugar más allá de las habitaciones – no te lo pierdas

La atención de Doru fue increíble, desde la bienvenida hasta el cuidado durante toda mi estancia. El ambiente era encantador. definitivamente un lugar especial en el Camino.